Todos aveces esperamos una respuesta,
surge del deseo de anhelar algo y envolverse
en su conocer, por el trascurso esperamos
impacientemente, soportando las brasas que
consumen nuestro ser, cálido y apacible, estés
donde estés, un páramo olvidado solo lo susurra
el olvido, que el silencio pronuncia tras su largo
y elocuente discurso, el insaciable estomago de
la razón conduce a callejones sin salida, sin apenas
luz, la gran avenida de sobre nombre “el porque”,
buscamos respuestas a preguntas que merecen
no ser respondidas, mejor es callar ante una pregunta
innecesaria,que responder a la estupidez de un necio,
ciegos por lo insaciable de nuestra ignorancias, buscamos
y buscamos y todo acaba resultando mas sencillo de lo planteado,
acabamos por acabar de pensar en algo
que nos acabamos de inventar,
inventamos mil y una escusa para no reconocer
la verdad, y ¿que es la verdad?
lo que día a día el silencio y el tiempo
cuentan sin cesar, cada día es una realidad
una evidencia, de nuestra gran ignorancia....
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